jueves, 3 de abril de 2008

Rutinas.

Odio las rutinas.

Todo el día es como una película puesta en repeat. Vacía de argumentos complejos y de amores apasionados. ¿O me equivoco?

Siempre pensé que mi rutina acabaría cuando conociera a la persona amada. Nunca se cumplió.
Ahora mismo, de hecho, la rutina es algo mucho más grande que me pesa. Un bulto en el estomago que me hace darme cuenta de que no estás aqui... conmigo. Una necesidad ilimitada que convierte a mi piel en dura y áspera. A mis labios los reseca y agrieta mis manos, esperando tus caricias.

Derrepente, me suena el teléfono.
Eres tú.
Ninguna melodía sería capaz de igualar tu perfección.
Ninguna melodía me pone tan nervioso. Cuando llega el momento de colgar, siento como que el mundo acaba. Vuelta a la rutina. Vacía rutina. Tu voz es la única que quiero oír día tras día. Tu voz en susurro.
Susurros.
Hacen reaccionar mi piel, erizándola. Hacen reaccionar a mis latidos, acelerándolos. Me hacen sentir de nuevo. Sentirte. Mi deseo frustrado.... por ahora.

¿Y si quiero sacrificar mis rutinas con esos susurros? Y ¿si quiero tener la piel erizada todo el día? En verdad, eres la única persona con quien convivir... con quien malgastar mi tiempo. Porque sólo un tiempo es útil si se malgasta contigo.

... Maldita distancia. Maldito obstáculo que nos separa.
No podrá con nosotros.
Por muy poco que nos veamos por ahora, por muy lejanos que estemos al hablar. Nosotros sentimos más fuerte.

. Podremos con los obstáculos.

Y puede que, algún día, mi rutina seas tú y tu rutina sea yo. Nuestra rutina compartida.
Aunque, claro, eso es cosa de dos...



¿Deseas sacrificar tu rutina?

1 comentario:

Anónimo dijo...

ME ENCANTA lo que has escrito.

De verdad...

(L) xDDD